domingo, 19 de diciembre de 2010

Suddenly Imprinted on you

Con el tiempo, quizá

Probablemente me hubiese sorprendido, pero estaba segura de que ya había rebasado todo lo que hubiera podido creer que era imposible.
-Hubiese sido un enorme placer conocerte sin haberte visto tan…-me volteó a ver de reojo y me lanzo una tierna y algo avergonzada sonrisa.- tan frágil, y tan débil.
Me reí secamente; yo sabía que no lo incomodaba el hecho de que no pudiera entablar conmigo una conversación normal sin que empezara a desmoronarme.
Él me tenía a su costado gracias a su brazo; no sabía por qué, pero él no parecía morirse de frío a pesar de que yo aun llevaba puesta su sudadera.
Yo ya había hablado con mis padres por el celular de Jacob; se habían preocupado lo necesario, pero no se habían puesto histéricos como habría pensado.
Repentinamente, me di cuenta de que me encontraba por completo pegada a Jacob, y me di cuenta porque cuando-inconscientemente- me acercaba más, no podía moverme ya que había limitado ese poco espacio que quedaba.
Él lo notó y me volteó a ver completamente intrigado.
No me quedó otra salida que regalarle la sonrisa más cálida e inocente que pude.
Veía en sus ojos que no esperaba separase de mí, no en mucho tiempo. Quizá eso mismo era lo que veía en los míos. Quizá vería en los míos mucha menos intención de alejarme de él.
Él me daba todo el calor emocional que necesitaba, sin mencionar que aun me encontraba en un pésimo estado.
Eso me entristeció notoriamente y solté su mirada para agachar mi cabeza y así esperaría que no se diera cuenta.
Instantáneamente supe que mi suposición era muy incierta. La verdad no contaba con toda la atención que me estaba dando.
Entonces sentí se mano subiendo mi rostro gentilmente mientras se acercaba a mi oído.
-No me quites el privilegio de reconocer tu cara, de memorizar cada facción y cada gesto que hagas. Apenas te conozco, yo lo se, pero me es muy difícil explicar lo que siento si no puedo ver tus ojos que despiertan en mí un nuevo y confuso sentimiento.-susurró.
No entendí del todo mi reacción, y la verdad era seguramente porque me había quedado perpleja, sin embargo le hice caso y lo volví a ver como si mi vida hubiese dependido de ello.
-¿Te digo algo?... Es fascinante el hecho de poder tocar tu alma con la mirada-continuó.
La verdad no sabía si podía, pero juraba que sentía que estaba sonrojándome a pesar del frío que aun se acumulaba rápidamente en el aire de la noche que poco a poco se me hacía algo bella.
No lograba creerlo. A pesar de las muchas lágrimas que había derramado, me sentía imposiblemente cómoda con la noche, y la verdad no sólo era la noche, si no que aquel hermoso desconocido se había ganado mi confianza a plenitud y ahora no podría sentirme mejor.
Yo lo sabía, sabía que si me separaba de él, no podría soportar el calvario de vida que después tendría.
Me aferré de su brazo al pensarlo; me aferré con el alma a la protectora y cálida sensación que de él emanaba.
Además, tampoco soportaba el malestar que me provocaba no ver esos ojos que me habían hipnotizado hasta la última de mis terminaciones.
A pesar de todo, no dejaba de sentir ese raro sentimiento en el pecho de desolación. Era como si Jacob me estuviera ayudando a mantener estables las heridas que en mí yacían recién abiertas.
-Jamás me había sentido así, es muy extraño todo lo que tu presencia me hace. Lo único que quiero es proteger tu inseguro y lastimado corazón. Quiero protegerte del mundo exterior para que nunca más vuelvas a ser tan infeliz y desdichada.-musitó levemente.
Sus palabras me conmovieron y no podía creer que no las hubiera escuchado antes.
En sus ojos veía toda la verdad en lo que decía, veía todo eso que ni él, ni yo podíamos explicar con palabras.
Era inexplicable, era asombroso y aturdidor.
El misterio que aun derrochaba para mí, se me hacía cada vez más atractivo.
-Y entonces me encuentro aquí, con la razón, con la esperanza que creí que a mi vida no le había tocado tener. Es cuando en tus ojos veo todo por lo que continuaba luchando, a pesar que aun lo desconocía.
Honestamente aun no se qué es esto. Pero de una vez te digo desde este momento que no me podrás apartar de tu vida, no me quitarás el privilegio de causarte una sonrisa aun cuando te era imposible concebirla, no volverás a sentirte así de infeliz y especialmente no podrás detener esto. ¿Me escuchaste con claridad? No te será posible borrarme de tu vida, que ahora representa todo para mí.- me dijo con el alma gritándome que era verdad.
Suspiré.
-Me siento mucho más tranquila al escucharlo de tus propias palabras-empecé con fuerza en la voz- Me gustaría darle tiempo a lo que ahora está empezando, pero también soy consiente de que no puedo obstruir el paso que acelerado empieza a cobrarme algunas cuentas. Quisiera poder decirte que será muy fácil, pero la verdad es que no lo es. Aun me siento débil emocionalmente, Jake; la verdad no es como si hubieran pasado años desde que creía en otra cosa. Quiero pensar que ya pasó todo, pero la realidad es que no, que aun no han cicatrizado cada una de las heridas que acaba de recibir mi corazón.-tomé aire y le fijé más la mirada.
-Aun creo en la mentira del ayer y no estoy segura de que desaparezca tan fácilmente para mí. A mi también me es difícil el no verte, pero no puedo prometerte nada por este momento.-me sinceré.
Tenía razón en cuanto lo de las heridas y el extraño deseo que él estaba provocando en mí. No era muy lógico que empezara a sentir esto, especialmente considerando que hacia menos de unas horas creía que mi mundo había sido pulverizado. Nada de lo que estaba ocurriendo era lógico si me ponía a pensar, pero la verdad es que poco me importaba la lógica, que mucha falta me hacía en estos momentos.
-Tengo todo el tiempo del mundo para poder esperarte-prometió.
Suspiramos; él lo hacía por algo diferente, ya que yo lo hacía porque me aliviaba oír como se creaba para mí una nueva esperanza, un mundo lleno de buenas ilusiones y bellas promesas que tenían pinta de ser verdaderas.
No me importaría esperar para poder comenzar algo realmente nuevo y verdadero, y lo mejor era que a él tampoco.
Era tan prometedor el futuro que me imaginaba… justo como si supiera lo que tenía que decir para lograr una chispa en mí.
-Sólo si tú me prometes que me esperarás hasta entonces-me advirtió.
Lo miré compungida y tiernamente por ver la súplica en sus ojos.
Tenía razón; era como si pudiese ver mi alma a través de mis ojos, y lo podía saber por la manera en la que entendía que estaba completamente de acuerdo con su diminuta petición.
-Y es así como yo espero que nunca te vayas de mi vida.-
-No si es eso lo que tú deseas-.
Sonreí y me sentí agradecida de estar segura de que no quería compartir mi árbol con nadie más, a excepción de quien tenía a mi lado.
Y así fue que pasé mi primera noche con 18 años.
Con el corazón destrozado.
Con una fiesta arruinada.
Con las viejas e hirientes ilusiones siendo reemplazadas por unas nuevas.
Con la duda de un buen mañana a la vista.
Y una bella alma asegurando mi protección eterna.
Lo único que esperaba era poder empezar a decir con el tiempo que lo único que se rompió de verdad esta noche fueron mis zapatos.
Me apretó a su lado y sentí como mis ojos empezaban a cerrarse con lentitud.
Había pasado la noche más larga de mi vida. La verdad nunca me lo hubiera esperado, y mucho menos en como terminó todo, pero realmente estaba agradecida por haber visto con claridad que Taylor no valía más mis latidos, aunque también estaba segura de que eso no me lo podría meter al corazón con facilidad.
-Espero que puedas descansar -.
Me besó tiernamente en la frente y dejé de pensar para empezar a soñar.
-Siempre que estés a mi lado-.

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