Un año más
-¿Qué te pasa?- preguntó mi hermano.
No le hice caso y ni siquiera le dí importancia.
Estaba tan absorta en mis pensamientos que se dio cuenta de que no le contestaría y se fue.
Aún seguía con aquel extraño papel en mis manos…
“espera lo inesperado; a veces eso es lo mejor que te puede pasar… No desesperes porque pronto llegará”
Aja, ¿Enserio? ¿Cuándo?
Maldita coincidencia.
Sabía que de alguna manera ese papel pertenecía a un libro viejo, ya que tenía impreso el número 119 en el extremo inferior derecho, lo curioso es que aquella frase era lo único que se lograba visualizar en la hoja entera.
Ufff...
Mmm, no creía mucho en coincidencias pero realmente me alteraba que un papel me pusiera tan nerviosa…
Me gustó pensar que ya estaba empezando a delirar. Creí que era normal considerando el escaso tiempo que faltaba para mi fiesta.
Doblé el papel y lo metí en la bolsa derecha de mi chamarra favorita. Ya hacía frío y quería salir a tomar aire fresco en lo que se calmaba mi loca mente.
Vi que mi mamá se estaba preparando para irse a algún lugar y me animó para acompañarla.
Cuando le dije que iría me pregunto si estaba de humor para ir por el vestido que usaría en mi fiesta y yo acepté.
Faltaban cinco días para mi última fiesta de menor de edad. Sólo cinco días para completar dieciocho años de una larga y feliz existencia. Cinco días para cumplir un año desde que Taylor me dijo que me amaba, me amaba pero no lo suficiente como para terminar con su actual novia o retar contre mi madre para quedar en claro que su prohibición no era más fuerte que nuestro falso amor.
Genial. Me amaba pero no bastaba, ni siquiera bastaban seis años amándolo hasta llegar al grado de no poder ver a ningún otro. Genial.
Bueno, la verdad es que ahora que sabía que sí me amaba, pude sentir que por lo menos algo esos seis años no fueron tan en vano, sentía que por lo menos había hecho que él me amara también, pero casi estaba segura de que lo dijo por decir y que nunca se atrevería a confirmarlo.
Odiaba sentirme así de confundida pero nunca pude hablarlo directamente ya que no tenía tiempo, gracias o a la escuela, o a su estúpida novia, o a el futbol, o a el mundo entero conspirando en nuestra contra.
Esas siempre eran las razones que yo me daba cuando él decía que no podía verme.
-Basta de pensar- me dije en un susurro.
Agarré mi ipod, bajé las escaleras y me subí a la camioneta que ya había encendido mi mamá.
Con chamarra y mi ipod en manos, dejé que el ligero y tenue movimiento del vehículo me adormeciera hasta llegar al centro comercial.
Esto para mí representa una huida de mi cruda realidad por cinco días, después…lo volvería a ver y personalmente aun no tenía ni las fuerzas, ni las ganas de hacerlo.
-¿Estas ansiosa? - pregunto derepente mi mamá.
No sabía que contestarle.
-Mm… pues sí - al fin dije.
Ella suspiro y me fijo la mirada por el retrovisor.
-Tranquila, amor. Todo irá bien, te lo prometo – musitó.
Esta vez yo suspire y asentí con la cabeza.
Conecté los audífonos al reproductor y deje que la música me hiciera compañía hasta nuevo aviso.
Espero que te guste!
ResponderEliminarte adoro Liz!!!!
Me encanto! es como si hablaras desde mi cabeza, mas bien.. mejor por que escribes hermoso! (: tee adoro mas mi gemela (:
ResponderEliminar